jueves, 11 de febrero de 2016

AMIGDALITIS





DEFINICIÓN

La amigdalitis aguda es una infección de las amígdalas causada, normalmente, por virus. Las bacterias también pueden provocar una amigdalitis, especialmente los estreptococos A.

SÍNTOMAS

Los síntomas característicos de una amigdalitis aguda son dolor de garganta y dolor al tragar, inflamación de los ganglios linfáticos en la garganta, fiebre y una pronunciada sensación de malestar general. Hay que diferenciar la amigdalitis aguda, casi siempre purulenta, de la amigdalitis crónica que, normalmente, apenas supone molestias. Es frecuente que los niños y los jóvenes padezcan una amigdalitis
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DIAGNOSTICO

 El diagnóstico de una amigdalitis aguda  se realiza haciendo un examen de la boca del paciente. Unas amígdalas enrojecidas e inflamadas, así como una capa purulenta (manchas blancas) en su superficie, son indicios de una amigdalitis aguda purulenta. Cuando el médico palpa el cuello, el paciente suele sentir dolor en la región de los ganglios linfáticos inflamados, lo cual es otro indicio de una posible amigdalitis. Al mismo tiempo, las cavidades amigdalinas pueden estar enrojecidas y la boca sucia con sarro.

TRATAMIENTO

En caso de una amigdalitis aguda el tratamiento consiste, en primer lugar, en medicamentos antibióticos, analgésicos y antipiréticos ordenados  por el médico.
En caso de amigdalitis se recomienda ingerir únicamente alimentos blandos y no demasiado picantes y condimentos. Es importante beber mucho líquido. Lo más recomendable es evitar las bebidas gaseosas y elegir agua, infusiones y zumos de fruta, por su alto contenido en vitamina C. Aun así, los ácidos de los zumos pueden irritar aún más las amígdalas inflamadas y hacer que se sienta quemazón en la garganta. Las bebidas frías o el hielo pueden aliviar las molestias en la deglución pero teniendo una infección no es prudente tomar hielo o cosas demasiado frías.

COMPLICACIONES

En una amigdalitis aguda, las amígdalas pueden aumentar de tamaño y provocar asfixia. Esta situación, sin embargo, no es muy frecuente. Hay que tener especial precaución con los niños porque durante la infancia las amígdalas están dilatadas de por sí y esto puede dificultar la respiración.

Las amígdalas inflamadas pueden ser el origen de enfermedades secundarias. Así, una amigdalitis causada por estreptococos puede causar fiebre reumática, nefritis, inflamaciones cardiacas, inflamaciones de las articulaciones (reumatismo articular) o dermatosis progresiva. En estos casos pueden producirse daños permanentes en los órganos afectados como, por ejemplo, un defecto valvular).
Tanto en una amigdalitis aguda como en una amigdalitis crónica pueden producirse abscesos como posible complicación. En este caso, el pus se acumula en el tejido próximo. Se habla entonces de absceso periamigdalino. Los indicios pueden ser dolor fuerte o, incapacidad de tragar, una apertura de boca dolorosa y difícil (rigidez de la mandíbula o trismo) o una masa irregular del paladar blando.. El peligro radica en que los gérmenes pasen a la sangre y se extiendan por todo el cuerpo (sepsis), lo que puede provocar graves enfermedades en otros órganos. En este caso siempre se administran antibióticos intravenosos. Si se forma un absceso es necesaria una intervención quirúrgica rápida.

PREVENCIÓN

Es importante reforzar el sistema inmunitario haciendo deporte de forma regular y con una alimentación rica en vitaminas y equilibrada. De este modo se reduce el riesgo de padecer una amigdalitis.
Para prevenir una amigdalitis es muy importante evitar el contacto directo con personas que estén cursando la enfermedad para evitar contagios
Además, se recomienda evitar sustancias que irritan las mucosas, como el humo del tabaco, el polvo o el alcohol.



Eduin Jaime Posada Pérez
Director Medico Salud Integral de Antioquia


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