DEFINICIÓN
La amigdalitis aguda es
una infección de las amígdalas causada, normalmente, por virus. Las bacterias
también pueden provocar una amigdalitis, especialmente los estreptococos A.
SÍNTOMAS
Los síntomas
característicos de una amigdalitis aguda son dolor de garganta y dolor al
tragar, inflamación de los ganglios linfáticos en la garganta, fiebre y una
pronunciada sensación de malestar general. Hay que diferenciar la amigdalitis
aguda, casi siempre purulenta, de la amigdalitis crónica que, normalmente,
apenas supone molestias. Es frecuente que los niños y los jóvenes padezcan una
amigdalitis
.
DIAGNOSTICO
El diagnóstico de una amigdalitis aguda se realiza haciendo un examen de la boca del
paciente. Unas amígdalas enrojecidas e inflamadas, así como una capa purulenta
(manchas blancas) en su superficie, son indicios de una amigdalitis aguda
purulenta. Cuando el médico palpa el cuello, el paciente suele sentir dolor en
la región de los ganglios linfáticos inflamados, lo cual es otro indicio de una
posible amigdalitis. Al mismo tiempo, las cavidades amigdalinas pueden estar
enrojecidas y la boca sucia con sarro.
TRATAMIENTO
En caso de una
amigdalitis aguda el tratamiento consiste, en primer lugar, en medicamentos
antibióticos, analgésicos y antipiréticos ordenados por el médico.
En caso de amigdalitis
se recomienda ingerir únicamente alimentos blandos y no demasiado picantes y
condimentos. Es importante beber mucho líquido. Lo más recomendable es evitar
las bebidas gaseosas y elegir agua, infusiones y zumos de fruta, por su alto
contenido en vitamina C. Aun así, los ácidos de los zumos pueden irritar aún
más las amígdalas inflamadas y hacer que se sienta quemazón en la garganta. Las
bebidas frías o el hielo pueden aliviar las molestias en la deglución pero
teniendo una infección no es prudente tomar hielo o cosas demasiado frías.
COMPLICACIONES
En una amigdalitis
aguda, las amígdalas pueden aumentar de tamaño y provocar asfixia. Esta
situación, sin embargo, no es muy frecuente. Hay que tener especial precaución
con los niños porque durante la infancia las amígdalas están dilatadas de por
sí y esto puede dificultar la respiración.
Las amígdalas
inflamadas pueden ser el origen de enfermedades secundarias. Así, una
amigdalitis causada por estreptococos puede causar fiebre reumática, nefritis,
inflamaciones cardiacas, inflamaciones de las articulaciones (reumatismo
articular) o dermatosis progresiva. En estos casos pueden producirse daños
permanentes en los órganos afectados como, por ejemplo, un defecto valvular).
Tanto en una
amigdalitis aguda como en una amigdalitis crónica pueden producirse abscesos
como posible complicación. En este caso, el pus se acumula en el tejido
próximo. Se habla entonces de absceso periamigdalino. Los indicios pueden ser
dolor fuerte o, incapacidad de tragar, una apertura de boca dolorosa y difícil
(rigidez de la mandíbula o trismo) o una masa irregular del paladar blando.. El
peligro radica en que los gérmenes pasen a la sangre y se extiendan por todo el
cuerpo (sepsis), lo que puede provocar graves enfermedades en otros órganos. En
este caso siempre se administran antibióticos intravenosos. Si se forma un
absceso es necesaria una intervención quirúrgica rápida.
PREVENCIÓN
Es importante reforzar el sistema inmunitario
haciendo deporte de forma regular y con una alimentación rica en vitaminas y
equilibrada. De este modo se reduce el riesgo de padecer una amigdalitis.
Para prevenir una
amigdalitis es muy importante evitar el contacto directo con personas que estén
cursando la enfermedad para evitar contagios
Además, se recomienda
evitar sustancias que irritan las mucosas, como el humo del tabaco, el polvo o
el alcohol.
Eduin Jaime Posada Pérez
Director Medico Salud Integral de Antioquia
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